
Bajo la Sombra de la Noche: Desvelando la Lucha de la Comunidad LGBTIQ+ en Cochabamba
Por Briana Calvi, Luciana Ortiz y Stephanie Rios-Bridoux

Our Team
En la ciudad de Cochabamba, se teje una narrativa silenciada, una realidad que yace en las sombras de los ambientes recreativos nocturnos. La comunidad LGBTIQ+, que busca la libertad y la expresión genuina de su identidad, se ve enfrentada a una problemática que ha permanecido en la penumbra de la conciencia colectiva. La violencia, sutil y cruel, acecha en estos espacios aparentemente libres, llevando consigo el peso de la discriminación y la intolerancia en las discotecas.
Este relato, aunque invisible en las páginas de los medios convencionales, cobra vida a través de las experiencias personales de aquellos que han enfrentado la brutalidad de la violencia motivada por la orientación sexual. La organizadora de eventos "La Monstra" surge de estos testimonios, marcados por encuentros dolorosos en discotecas convencionales. La fundadora, Wara, enfrentó el acoso de individuos que observaban su intimidad con su pareja, mientras que uno de los miembros del proyecto sufrió agresión física en el baño de hombres, revelando la vulnerabilidad que persiste en los lugares que deberían ser refugio y celebración.
Investigamos los desafíos presentes en los ambientes recreativos de Cochabamba, revelando la autocensura y las restricciones impuestas a la comunidad LGBTIQ+. Más allá de las manifestaciones de violencia que captan la atención mediática, esta investigación se enfoca en formas más sutiles de agresión que, mediante el temor, impactan la participación y la libertad de aquellos que buscan expresar auténticamente su identidad.
Al explorar esta realidad compleja y a veces ignorada, es imperativo comprender a fondo el impacto de estos actos. ¿De qué manera la violencia afecta la participación activa en la vida nocturna? ¿Cuál es la relación entre la autocensura y las experiencias pasadas de violencia? Nuestra investigación se propone encontrar respuestas, no solo para arrojar luz sobre la oscuridad que rodea este problema, sino también para amplificar las voces de aquellos que han sido silenciados.
Este estudio, al dar un paso audaz hacia la verdad, no pretende generalizar, sino más bien arrojar luz sobre una realidad oculta en algunos casos específicos. Establece el escenario para un diálogo esencial sobre la seguridad y la inclusión en los espacios recreativos de Cochabamba, abordando las complejidades de la discriminación y abogando por un cambio fundamental en la manera en que entendemos y construimos nuestros espacios comunes.


En Bolivia, la persistencia de la discriminación hacia las personas LGBTIQ+ se erige como un desafío significativo, a pesar de los avances logrados en los últimos años. El tejido social del país, anclado en creencias tradicionales y arraigado en normas culturales, sigue siendo testigo de la prevalencia del estigma social, una forma insidiosa de discriminación que arroja a las personas LGBTIQ+ a la periferia de la sociedad.
La falta de aceptación social no solo afecta las interacciones cotidianas, sino que también se traduce en la limitación del acceso a derechos y servicios básicos para las personas LGBTIQ+. En una entrevista, Wara Serrano, fundadora de "La Monstra", empresa que organiza eventos una vez al mes en diferentes locales de la ciudad de Cochabamba, proporciona un ambiente seguro e inclusivo para las minorías. Este lugar busca crear un espacio que combina entretenimiento y cultura, con la participación de diversos artistas invitados.
Wara Serrano destaca la importancia de estos eventos al señalar que "Salir, divertirse y asistir a eventos recreativos es un derecho de todos. Pero en nuestra comunidad, la autocensura impuesta por el miedo y la discriminación nos roba frecuentemente este derecho básico". La entrevistada subraya cómo la autocensura, inducida por el temor y la discriminación, priva a la comunidad LGBTIQ+ de la posibilidad de disfrutar de sus derechos fundamentales.
El impacto de esta falta de aceptación se agrava cuando estas actitudes discriminatorias encuentran su expresión más perjudicial en espacios recreativos y nocturnos, donde debería celebrarse la diversidad. En este sentido, "La Monstra" se presenta como una respuesta activa a este problema, proporcionando un espacio donde la diversidad no solo es aceptada sino también celebrada.
El estigma social, como manifestación de la discriminación, tiene consecuencias profundas y a menudo desencadena un ciclo destructivo de exclusión, acoso y violencia. Aunque la sociedad boliviana ha experimentado transformaciones significativas en su actitud hacia la diversidad sexual, la resistencia persiste, manifestándose en formas que amenazan la seguridad y la dignidad de las personas LGBTIQ+.
Numerosos incidentes a lo largo del tiempo reflejan la gravedad de este problema. Estos incidentes demuestran cómo, a pesar de los esfuerzos para promover la inclusión, la intolerancia persiste, a menudo manifestándose en formas violentas.
Wara Serrano, de 25 años y con una formación en Administración de Empresas y Marketing, es una emprendedora boliviana que ha creado eventos alternativos, como "La Monstra", con el objetivo de ofrecer espacios seguros y libres de discriminación para la comunidad LGBTIQ+ en Cochabamba. Wara recuerda: "Desde niña, no me importaba el género, pero la sociedad cochabambina no lo admitía". Wara, con su experiencia en la creación de "La Monstra", un evento enfocado en la inclusión y seguridad de la comunidad LGBTIQ+, ofrece una perspectiva única sobre la violencia, la discriminación y la autocensura que enfrentan estos individuos.
Sobre su vivencia en fiestas heteronormativas, comenta: "En fiestas heteronormativas, no me sentía encajada... Los hombres homosexuales sufren más violencia en Cochabamba, incluso discriminación en boliches"
Wara menciona cómo, a pesar de los avances, los espacios recreativos tradicionales en Cochabamba a menudo se tornan hostiles para la comunidad LGBTIQ+. Ella recuerda la discriminación y la hipersexualización que enfrentan, especialmente en los boliches más grandes de la ciudad. Los hombres homosexuales, en particular, enfrentan niveles alarmantes de violencia, con incidentes de agresiones físicas en lugares como Mandarina y otros boliches, donde son atacados, expulsados o incluso les niegan la entrada.
Relata cómo la autocensura afecta a la comunidad: “La autocensura es común debido a la forma en que algunos lugares discriminan la vestimenta. En “La Monstra”, promovemos la expresión creativa y premiamos la originalidad para combatir esto”. Estas experiencias negativas llevan a una notable autocensura entre la comunidad LGBTIQ+. Wara señala que muchos se sienten obligados a ajustar su apariencia y comportamiento para evitar conflictos y violencia. Esta autocensura se ve reforzada por las políticas de vestimenta de algunos boliches, que restringen expresiones de identidad como hombres vistiendo faldas. En "La Monstra", se intenta combatir esta dinámica ofreciendo un espacio donde la expresión individual a través de la moda y el arte es no solo aceptada sino celebrada. Ella menciona que la diversidad en “La Monstra” ha normalizado la expresión única, desafiando la norma de vestimenta. La creación de este evento surge como una respuesta directa a esta realidad. Wara describe su motivación para ofrecer un entorno alternativo donde la comunidad LGBTIQ+ pueda expresarse libremente y sentirse segura. Aunque reconoce que el camino hacia la inclusión y la seguridad total es largo, observa un cambio positivo en la actitud general de la comunidad y en la inclusión en eventos tradicionales.
El relato de Wara Serrano es fundamental para comprender la complejidad de la vida nocturna para la comunidad LGBTIQ+ en Cochabamba. A través de su experiencia y las iniciativas como "La Monstra", se vislumbra un camino hacia una mayor inclusión y aceptación, aunque todavía queda mucho por hacer para garantizar la seguridad y el pleno disfrute de los derechos de esta comunidad.
Brenda Molina Terrazas, periodista del diario "Opinión", se desempeña en el área digital del periódico, abordando temas que incluyen derechos humanos, género y medio ambiente. Su vinculación con los colectivos LGBTIQ+ se remonta a sus días universitarios, donde desarrolló un interés personal en apoyar a aquellos que enfrentan inequidades.
En sus palabras, Brenda destaca que su papel como periodista es ser un canal que conecta a la comunidad LGBTIQ+ con la audiencia. No se considera un justiciero, sino alguien que proporciona una plataforma para que las personas de la comunidad hablen por sí mismas. Ha priorizado dar visibilidad a aquellos que enfrentan desafíos en el acceso a la información, servicios básicos y en el cumplimiento de sus derechos humanos.
La periodista compartió una historia impactante durante la entrevista, centrada en un familiar gay llamado Manuel.
Manuel experimentó una violenta situación en una discoteca en la zona de Prado. Aunque fue permitido entrar, desde el principio se sintió observado y señalado, incluso por los propios guardias. Con el transcurso de la noche, el propietario del lugar, junto con otros asistentes, acosaron a Manuel y sus amigos, utilizando términos despectivos y llegando a la agresión física.
La situación se intensificó con golpes en el baño y en la calle. Cuando Manuel intentó denunciar el incidente ante la policía, se encontró con la falta de apoyo. Las autoridades cuestionaron su comportamiento y le sugirieron que, al ser gay, debería evitar molestar a los demás. Esta respuesta evidencia la falta de comprensión y apoyo institucional hacia las víctimas de violencia basada en la orientación sexual.
Lo más sorprendente es que Manuel también enfrentó la falta de respaldo en su propio hogar. La discriminación y la falta de aceptación por parte de su familia crearon una brecha que eventualmente llevó a la pérdida de contacto. "La falta de receptividad cultural... afecta la participación de la comunidad LGBTIQ+ en eventos recreativos. Hay una autocensura al asistir a eventos recreativos, adoptando comportamientos 'heterosexuales' para encajar y evitar conflictos” (Molina, Brenda).
La percepción de la participación activa de la comunidad LGBTIQ+ en eventos recreativos en Cochabamba ha experimentado cambios positivos, según la periodista entrevistada. Se observa una mayor apertura y tolerancia en comparación con épocas pasadas, marcadas por la existencia de bares exclusivos para la comunidad LGBTIQ+. La visibilidad en medios de comunicación, incluyendo las redes sociales, ha contribuido a concientizar a la sociedad y generar mayor aceptación.
Aunque persisten estigmas y estereotipos sobre el comportamiento de las personas LGBTIQ+ en espacios recreativos, la violencia y discriminación han disminuido en estos ámbitos. Brenda menciona que la sociedad ya no está tan segregada en términos de lugares de entretenimiento, indicando una evolución positiva en la vida nocturna.
El papel de Raiza Torriani, a pesar de su lamentable fallecimiento por COVID, fue fundamental para el impulso de estos colectivos en Cochabamba. Su capacidad para alzar la voz, articular movimientos y reunir a diversos grupos en mesas de diálogo con las autoridades ha dejado un legado significativo. Actualmente, Chantal Cuellar y otras figuras locales, respaldadas por las redes sociales, continúan este trabajo de visibilización y lucha por los derechos de la comunidad LGBTIQ+.
Brenda enfatizó que los colectivos LGBTIQ+ se forman alrededor de referentes, como la red Treble iniciada por la Reis de Turrián. Ejemplos de colectivos incluyen RISE UP, Treble, Chantal y Cuellar, cada uno abordando necesidades específicas. Las luchas se centran en la defensa de derechos humanos universales, como acceso a la salud, educación y trabajo, y la lucha contra la discriminación. La importancia de tener referentes en la lucha por los derechos fue resaltada, con ejemplos de organizaciones que aglutinan a personas marginadas.
Según Brenda, la violencia generalmente comienza en el ámbito no físico, principalmente a través de la discriminación. Se destacó cómo la discriminación actúa como una forma de violencia psicológica, afectando significativamente el desarrollo de la personalidad. Se abordaron patrones de discriminación en entornos educativos y de salud, destacando cómo el maltrato y la exclusión pueden llevar a la negación de derechos fundamentales.
Los colectivos están organizados con psicólogos, abogados y representantes para brindar apoyo a aquellos que sufren violencia. Se mencionó la creación de lugares seguros, como negocios "gay friendly" y eventos organizados por la comunidad LGBTIQ+. Brenda compartió cómo estos lugares seguros han desarrollado mecanismos autogestionados para la defensa de sus miembros, incluyendo la presencia de profesionales como psicólogos y abogados.

Casos Específicos de Violencia
-Rodrigo y Norman
Uno de los casos más impactantes es el de Rodrigo y Norman, una pareja gay que, a pesar de su amor y compromiso, se enfrentó a una hostilidad abrumadora en su intento de celebrar su relación. Tras organizar una ceremonia simbólica de unión, que no estaba legalmente reconocida en Bolivia, recibieron una ola de apoyo pero también ataques y críticas homofóbicas.
En este caso, su experiencia va más allá del rechazo social. Representa una batalla continua por la igualdad y el reconocimiento en un sistema legal que aún no les otorga los mismos derechos. Su historia es emblemática de las dificultades que enfrentan muchas parejas del mismo sexo en Bolivia, donde la lucha por el amor se convierte en una lucha por la justicia y la igualdad.
-Los Incas del Gran Poder
Franco de la Cuenca y Ariel Ledezma, conocidos como "Los Incas", experimentaron rechazo y discriminación en el contexto cultural del Carnaval de Oruro. A pesar de su habilidad artística y de representar una parte importante de la cultura boliviana, fueron excluidos del evento debido a su orientación sexual.
La negativa de la Asociación de Conjuntos Folklóricos de Oruro (ACFO) al permitir la participación de la pareja de bailarines, ha desencadenado una serie de discursos discriminatorios y actos de odio en las redes sociales. La situación evidencia la resistencia arraigada en ciertos sectores conservadores y homofóbicos de la sociedad boliviana, que se manifiesta cuando se desafían las normas tradicionales de género y sexualidad.
Las declaraciones del presidente de la ACFO, Jacinto Quispaya Sánchez, responsabilizando a la entrada folklórica de tener una "connotación religiosa" y devocional a la Virgen del Socavón para justificar la exclusión de la pareja. Además, la contradicción evidente entre estas afirmaciones y la participación de otras personalidades en el mismo evento resalta la arbitrariedad y el sesgo en la aplicación de criterios para la participación.
La discriminación no se limita al ámbito digital, ya que Franco de la Cuenca ha denunciado amenazas y amedrentamientos que él y su pareja han enfrentado, generando preocupaciones legítimas sobre la seguridad de las personas LGBTIQ+ en el país. La utilización de lenguaje discriminatorio, insultos regionalistas y estigmatización en las redes sociales contribuye a la creación de un clima hostil hacia estos colectivos. La cultura, según estos defensores de los derechos LGBTIQ+, es dinámica y progresiva, y la resistencia al cambio revela la necesidad urgente de educación y sensibilización en la sociedad boliviana.
-El asesinato de Alessandra
Alessandra, una joven trans de 19 años, fue víctima de un trágico asesinato en un hostal de Cochabamba, revelando la dura realidad de la "doble discriminación" que enfrentan las personas trans en Bolivia. Su identidad de género y el ejercicio del trabajo sexual la colocaron en una situación vulnerable.
La "doble discriminación" se manifiesta en la intersección de prejuicios y estigmatización asociados tanto a su identidad de género como a su ocupación como trabajadora sexual trans. A pesar de ser una joven alegre y solidaria, Alessandra experimentó la falta de apoyo de su familia debido a su identidad de género. Esta situación la llevó a mudarse de Montero, Santa Cruz, a la ciudad de Cochabamba, buscando un entorno más comprensivo. Sin embargo, su familia no reclamó su cuerpo después de su trágica muerte.
La brutalidad de este crimen se revela en el hecho de que Alessandra fue encontrada estrangulada en su habitación de hostal, agregando un nivel impactante a la violencia que enfrentan las personas trans en Bolivia. Aunque la investigación policial ha identificado a un posible sospechoso a través de imágenes de cámaras de vigilancia, la situación subraya la urgencia de abordar las condiciones que propician actos violentos como este.
-Homofobia en Roots Bar
En un bar popular de Cochabamba, Roots, se desató un incidente que puso de relieve la discriminación que aún enfrenta la comunidad LGBTIQ+. Una pareja de hombres fue expulsada del bar simplemente por expresar su amor en público. Entraron de la mano y, tras compartir algunos besos, los guardias de seguridad les instaron a abandonar el local. Este acto no solo violó su derecho a la expresión de afecto, sino que también reflejó una clara manifestación de homofobia en un espacio que se presupone seguro y acogedor.
Naturaleza de las Agresiones y Consecuencias
La exclusión cultural y el rechazo social que enfrentaron Rodrigo y Norman, así como Franco y Ariel, tienen efectos duraderos. Estos actos de discriminación contribuyen a un clima de intolerancia que puede desalentar a otros en la comunidad LGBTIQ+ de expresar abiertamente su identidad, perpetuando un ciclo de miedo y ocultamiento.
El asesinato de Alessandra destaca la violencia extrema y las actitudes transfóbicas que aún prevalecen. La gravedad de este crimen subraya la urgencia de abordar la discriminación y la violencia contra la comunidad trans, cuyos miembros a menudo se enfrentan a la exclusión social y la falta de apoyo incluso de sus propias familias.
A diferencia de otros casos de violencia física, lo sucedido en Roots Bar evidencia una forma de violencia psicológica y emocional. La pareja fue sometida a una situación humillante, marcada por la intolerancia y el prejuicio.
La sociedad boliviana se enfrenta a un desafío crucial en la erradicación de la discriminación y la violencia hacia las personas LGBTIQ+, reconociendo que estos problemas no son aislados y que requieren una atención continua y un cambio cultural.
La situación de la comunidad trans en Bolivia refleja desafíos significativos y persistentes, a pesar de la promulgación de la Ley 807 de Identidad de Género hace alrededor de 2 años y 10 meses. Por más que esta ley fue considerada una victoria jurídica, su implementación se ha visto obstaculizada por diversas barreras sociales, judiciales y económicas.
La victoria inicial de la Ley 807 fue empañada por una sentencia del Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP) que, entre otras restricciones, prohibió el matrimonio, las adopciones por parte de parejas trans, la paridad política y la confidencialidad del estado anterior. Esta sentencia debilitó significativamente los avances logrados y generó desilusión en la comunidad trans, que se enfrenta a nuevos desafíos en su lucha por la igualdad de derechos.
A pesar de la ley, cambiar la identidad legal sigue siendo un desafío para muchas personas trans. El testimonio de Suanny Alexia, una mujer trans y médica, destaca la brecha entre las promesas gubernamentales y la realidad. Aunque se anunció que podrían actualizar toda su documentación, Suanny experimentó obstáculos burocráticos y legales que limitaron su capacidad para cambiar su identidad en documentos oficiales.
Según datos del Tribunal Electoral Plurinacional, hasta fines de 2018, sólo 222 personas completaron sus trámites de cambio de identidad de género, lo que sugiere que la implementación efectiva de la ley ha sido limitada.
La discriminación y el acoso escolar obligan a muchas mujeres trans a abandonar la educación temprano, lo que contribuye a la falta de formación académica en este grupo. La Ley 807 no ha logrado abordar de manera efectiva estos problemas educativos, y la falta de educación tiene consecuencias en el ámbito laboral. Solo el 1% de las mujeres trans en Bolivia tiene empleo digno, según la Organización de Travestis.
La transfobia sigue siendo un problema grave en Bolivia, con casos de crímenes de odio y agresiones documentados. Entre 2001 y 2017, se registraron 55 crímenes de odio contra personas trans, según la Defensoría del Pueblo. La discriminación y la violencia se ven exacerbadas por la falta de respuesta adecuada de los operadores de justicia, lo que contribuye a la impunidad en muchos casos.
A diferencia de algunos países vecinos, Bolivia carece de políticas de salud específicas que respalden la transición de género, como la asignación de presupuesto y especialistas en procesos de cambio de sexo. La falta de acceso a tratamientos hormonales y cirugías de reasignación sexual afecta a la comunidad trans, que no recibe el respaldo necesario para su bienestar físico y emocional.
La situación de violencia y discriminación contra la comunidad LGBTIQ+ en Bolivia es alarmante, como se refleja en los datos proporcionados por Wilmer Galarza, miembro de la Comisión Política del movimiento LGBTIQ+. Según un estudio nacional realizado en La Paz, en la última década, se registraron 50 asesinatos de personas homosexuales, con un promedio de 5 muertes por año. Estos datos se basan en noticias de medios de comunicación, ya que no existen informes oficiales sobre este tema. Se destaca que estos números podrían ser mayores si se consideran los archivos policiales.
La mayoría de los "crímenes de odio" por homofobia o transfobia no son denunciados. Se estima que solo una de cada diez víctimas se atreve a presentar una denuncia, lo que destaca la magnitud del problema y la necesidad de abordarlo de manera urgente. El temor a revelar la identidad y sufrir más discriminación impide que muchas víctimas busquen justicia.
Una mirada más cercana: Alessandra
Violencia y Discriminación en la Vida Cotidiana
El caso de Devi Le Fay, quien sufrió un ataque homofóbico, ilustra la realidad cotidiana de la población LGBTIQ+ en Bolivia. Devi describe cómo un compañero lo abrazó para protegerlo de golpes adicionales, este ingresó a un baño público donde recibió la agresión.Esto resalta la urgencia de abordar la violencia física y verbal dirigida a esta comunidad.
Las agresiones a personas LGBTIQ+ pueden incluir violencia psicológica, verbal, golpes e incluso homicidios. La discriminación no solo se manifiesta en el ámbito público, sino también en el hogar, donde a veces la familia es el primer núcleo social que genera discriminación y hostigamiento.
Trans Feminicidios y Falencias Legales
Las personas trans enfrentan una discriminación especialmente intensa, con un 51% de las denuncias de agresión provenientes de este grupo. Además, la transfobia ha llevado a casos de trans feminicidios, donde personas trans son asesinadas simplemente por su identidad de género.
A pesar de la existencia de leyes que prohíben la discriminación por orientación sexual e identidad de género, como la Constitución Política del Estado y la Ley 045/2010 contra el Racismo y Toda Forma de Discriminación, el acceso a la justicia para la población LGBTIQ+ sigue siendo limitado. Solo un caso de trans feminicidio ha sido resuelto, mientras que el resto permanece impune.
La relación entre las experiencias previas de violencia y la autocensura en la comunidad LGBTIQ+ es evidente. Las personas que han sufrido o presenciado agresiones se vuelven más cautelosas, limitando su participación en eventos sociales y recreativos. Esta restricción autoimpuesta es una respuesta defensiva a un ambiente que se percibe, y a menudo es, hostil y peligroso.
La autocensura entre los miembros de la comunidad LGBTIQ+ en Cochabamba se debe en gran parte a experiencias previas de violencia y discriminación. Este mecanismo de defensa, aunque comprensible, tiene un efecto perjudicial en el bienestar y la libertad de la comunidad. Limita su capacidad para participar plenamente en la vida social y cultural, restringiendo su derecho a vivir abierta y auténticamente. La necesidad de abordar esta problemática es urgente, para garantizar que todos los individuos puedan expresarse y participar sin miedo en la sociedad.
El testimonio de Wara Serrano, fundadora de "La Monstra", un evento alternativo para la comunidad LGBTIQ+, ilustra la urgencia de esta problemática. Wara narra cómo las experiencias de discriminación y agresión son una constante para muchos, incluyéndose a sí misma, en espacios que deberían ser de liberación y disfrute.
Por otro lado, Brenda Molina Terrazas, una experta periodista en temas LGBTIQ+, aporta un análisis más amplio de esta situación. Según Brenda, la violencia no solo se manifiesta físicamente, sino también a través de la autocensura impuesta por el miedo y el rechazo previamente experimentado. Estos relatos personales desvelan una problemática que va más allá de los incidentes aislados, señalando una tendencia preocupante en la vida nocturna de Cochabamba. "La Monstra" emerge como un faro de esperanza, demostrando cómo los eventos diseñados específicamente para la comunidad LGBTIQ+ pueden fomentar un ambiente de respeto y seguridad.
Brenda Molina enfatiza la necesidad de campañas de concienciación y capacitación del personal en espacios recreativos. La educación es clave para desmantelar prejuicios y promover una cultura de inclusión y respeto. La implementación de leyes y políticas que protejan a la comunidad LGBTIQ+ es crucial. Esto incluye medidas contra los crímenes de odio y políticas de igualdad en espacios recreativos.
La violencia y discriminación en ambientes recreativos nocturnos en Cochabamba son un llamado a la acción para todos los sectores de la sociedad. A través de la creación de espacios seguros, la educación, el fortalecimiento legal y la colaboración, podemos avanzar hacia una sociedad más inclusiva. Las experiencias de Wara Serrano y Brenda Molina Terrazas no solo son un reflejo de la resiliencia, sino también un mapa hacia un futuro donde todos puedan expresarse libremente.